sábado, 21 de noviembre de 2015

Indumentarias tradicionales de Nuevo León

Indumentaria típica de la región de Linares

Esta aportación se debe al intelectual y laureado folklorista linarense Don Pablo Saice Arredondo. En la indumentaria de la clase media y aristócrata observamos el señorío europeo.

La blusa: es de corte tipo “kazabaica” con faldón pordeado de corte francés, formando escarola en el cuello; las mangas formando amplios abullonados en dos secciones con remate de volante con terminación también de encaje francés.

La falda: de confección amplia casi circular lleva dos olanes sobrepuestos que están sumamente plisados o tabloneados. Se acostumbraban sedas, tafetas y rasos en colores muy pastel y de preferencia en blanco, aperlado o color ostión


Calzado, accesorios: usaban fino botín de botones y el clásico choclo pero forrado de raso, también usaban abanicos de encaje con bordados hechos a mano.

El peinado: eran muy afectas a enchinarse el frente, o se formaban ondas y recogiendo el cabello hacia atrás, formaban artísticamente algunos “bucles” que les caían graciosamente a un lado del cuello, se adornaban con joyas de oro y coral finamente trabajadas; usaban machotes y horquillas de carey con adornos de pedrería, las mujeres de clase media solo usaban pequeños tocados de florecillas.

Atuendo del varón: el hombre ranchero y el rico hacendado usaban camisas de finas telas con botones de concha, pantalón de corte ranchero semejante al que actualmente llaman “caporal”, además de un chaquetín también de corte vaquero con bolsas de corte diagonal al frente, con bata en la parte superior y se abotonaba con tarugos. Este chaquetín se usaba muy ajustado  y llevaban una mascada en el cuello; la tela en la que se confeccionaba era fina gabardina, paño o casimir y era su lujo la texana (sombrero) de fieltro fino. Completaban su indumentaria con fino botín de corte ranchero de punta redondeada de cuero o gamuza.


Es indiscutible la limitada información que se puede recopilar sobre bailes que ya están en desuso (a diferencia de los ritmos que aún están vivos) y aunque es muy valiosa la información que nos dejó el profesor Jesús Daniel Andrade González, también encontramos trabajos que realizan los maestros de danza de nuestros días, inyectados con una buena dosis de creatividad e innovación y en muchos casos, seguramente, con nueva información digna de creerse; lo que puede resultar complejo es lograr discernir la información para encontrar la diferencia entre lo tradicional y lo creativo en el caso de los bailes de la región central de Nuevo León.



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